Por qué existen diferencias entre los dos diseños de la moneda estadounidense, y qué conviene hacer con nuestros dólares viejos si estamos por viajar.
A la hora de viajar, sin importar de qué país vengamos, solemos cambiar nuestro dinero por dólares, la moneda más utilizada para los intercambios internacionales. Pero en el caso puntual de países con alta inflación (como Argentina o Venezuela), comprar dólares no solo tiene que ver con viajar sino también con poder ahorrar sin que el valor del dinero se pierda con el tiempo.
Los dólares (billete de moneda de los Estados Unidos de América), con el tiempo han tenido cambios en su diseño. Desde 1991, se realizaron varios cambios importantes en el diseño que tuvieron como principal objetivo mejorar las medidas de seguridad. Actualmente, los ahorristas y viajeros se encuentran con que en algunos lugares se hace diferencia en el valor de los llamados dólares “cara grande” y los “cara chica”.
Dólares cara grande o cara chica
Los llamados dólares cara grande, son los que surgieron con el rediseño de los dólares que comenzó a imprimir la Reserva Federal en 1995. Se diferencian de los anteriores porque la cara del prócer que llevan en el frente (los de 100 dólares tienen la cara de Benjamin Franklin) es más grande que en los billetes anteriores. También tienen una tonalidad más cercana al azul que al tradicional verde. También tienen unas bandas de seguridad.
Si bien en su rediseño de 1991 ya se habían implementado algunas características vinculadas a evitar la falsificación, los llamados “cara grande” son considerados los más seguros y fáciles de reconocer su autenticidad.
Valen lo mismo, pero…
Según la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), todos los dólares tienen el mismo valor, y los nuevos diseños no sacaron de circulación a los anteriores. Según esto, las entidades oficiales deben reconocer por el mismo valor a todos, ya sean cara chica o cara grande, o incluso sean anteriores a 1991 (con menores medidas de seguridad) o posteriores a 1991 (con más medidas de seguridad).
Sin embargo en muchos lugares (no solamente en Argentina) esto no ocurre y se les reconoce diferente valor a la hora de cambiarlos por otra moneda. ¿Por qué?
En el caso de la Argentina o Venezuela, la inflación generó que la gente refugie sus ahorros en dólares para no perder su valor. Por consecuencia, también la compraventa de productos de alto valor (como casas, terrenos o vehículos), se realizan en dólares. Pero las restricciones estatales a la utilización de estas monedas (y los altos impuestos), produjeron que muchos no declaren sus dólares ni lo depositen en cuentas para evitar que el fisco eche mano de ellos.
Es por ello que quienes a menudo compran y venden bien de gran valor prefieren los dólares con más medidas de seguridad para evitar ser estafados. Lo mismo ocurre con los llamados “arbolitos”, particulares del cambio de divisas, o las casas de cambio.
En Argentina existen límites a la compra de dólares, por lo que muchas personas que quieren adquirirlos los compran en el mercado irregular (lo que está prohibido, pero es habitual). Estas personas también prefieren dólares de “cara grande” por ser más seguros.
En otros países del mundo
En otros países, donde también el dólar debiera lo mismo independientemente de su diseño, se pueden encontrar discriminaciones en su valor. Si bien no es tan habitual, hay casas de cambio en Madrid y Roma que directamente no reciben dólares anteriores a 1991, por temor a las estafas. Lamentablemente ocurre con las casas de cambio que ofrecen mejores cotizaciones, por lo que, en los hechos, terminaremos recibiendo menos por los billetes cara chica que por los de cara grande.
En algunas oficinas de cambio de dólares a euros en Madrid y Barcelona ofrecen un valor inferior por estos billetes o incluso se niegan a aceptarlos, debido a que se considera que los billetes «cara chica» son más propensos a la falsificación, tal como reconoce en su sitio la firma BIT Exchange.
En Madrid puntualmente, hay casas de cambio que no solo no reciben los billetes anteriores a 1991, sino que reciben los de cara chica posteriores a 1991 solo llenando previamente una documentación extra que consiste en la fotocopia de los billetes que se entregan, con fotocopia de la documentación de identidad personal y datos de contacto, y el compromiso de que si alguno de los billetes es finalmente detectado como falso (a pesar de que antes lo pasan por la máquina detectora), convocarán al cliente para que lo reemplace.
Otros lugares directamente cobran una comisión con el argumento de que deberán enviar las divisas a la Reserva Federal de Estados Unidos, algo que si bien puede hacerse (es habitual con billetes sucios o rotos), se suspendió desde el comienzo de la pandemia.
¿Qué hacer con los billetes más viejos?
Ante esta situación, es normal preguntarnos qué alternativas tenemos para deshacernos de los billetes de “cara chica”.
La primera opción es depositarla en un banco y uno o dos días después ir a retirarlos. Sin embargo, no tenemos la certeza de que nos vayan a entregar todos los billetes nuevos ya que, así como los bancos están obligados a recibir los billetes de diseños anteriores, tampoco están obligados a entregar los de cara grande a sus clientes. para ello hay que tener una cuenta bancaria en dólares, y ha ocurrido que algunos bancos no reciben los dólares si los clientes no justifican el origen de los mismos (para evitar un posterior bloqueo de la cuenta por parte de las autoridades antes un posible lavado de dinero de origen ilícito).
Una segunda opción es la de cambiarla en una casa de cambio o en una “cueva” (entidades que no son legales y están prohibidas, pero que abundan), las cuales seguramente nos reconocerán entre un 1 y un 4% de valor menos por estos billetes que por los más nuevos.
Otra opción es que se los demos a alguien que viaje a Estados Unidos, ya que en ese país tienen el mismo valor y circulación.
Para quienes viajan, llevar dólares de cara grande es la garantía de que podrán cambiarlos en las casas de cambio que ofrezcan mejores cotizaciones, y no tener que caer en otras porque simplemente los acepten, o en bancos que habitualmente pagan menos por dólar.
Cómo reconocer un billete falso
En su sitio web, la Reserva Federal de Estados Unidos explica cómo reconocer un billete auténtico de diseño nuevo.
“Para autenticar un billete de $100 emitido entre 1996 y 2013, pasa tu dedo por la superficie del billete para sentir la impresión en relieve, inclina el billete para ver cómo el número 100 en la esquina inferior derecha cambia de verde a negro y sostén el billete contra la luz para ver la marca de agua y el hilo de seguridad. También deberías ver fibras de seguridad rojas y azules incrustadas en todo el papel, y microimpresiones dentro del número en la esquina inferior izquierda y en la solapa izquierda del abrigo de Benjamin Franklin. Puede ser necesario utilizar una lupa para ver las microimpresiones”, indica el sitio.
Muy interesante y valiosa la info. Al momento de viajar, tener conocimiento de esto, que parecen detalles mínimos, es de gran ayuda y tranquilidad. Muchas gracias!!