En Italia, abril es el mes en que los responsables de hoteles, restaurantes y lidos de playa comienzan a buscar personal para atender al turismo de verano. En esta entrega de entrevistas sobre vitto e alloggio, te contamos el testimonio de Rocío, una porteña que trabajó con alojamiento y comida en Calabria.
Abril, el mes para buscar trabajos con vitto e allogio
Abril es el mes de los “vitto e alloggio”. Desde los primeros días del mes, los administradores de hoteles, restaurantes y heladerías empiezan a reclutar empleados para puestos con alojamiento y comida que, además de ser bien pagos, permiten ahorrar mucho dinero, como lo contamos en un informe de InfoCivitano de algunos días atrás.
Si estás buscando empleos en Europa, no dejes de ver nuestra sección de trabajos, donde tenemos artículos que pueden serte útil. También te recomendamos leer nuestro informe “Vitto e alloggio: cómo son los trabajos con alojamiento y comida en Italia y cómo postular”.
Agostina, Rochy, Benjamín y Adrián son 4 ítalo argentinos que viajaron a Italia para tramitar el reconocimiento de su ciudadanía italiana. Una vez que obtuvieron sus cartas de identidad, se les presentó la oportunidad de trabajar en puestos con alojamiento y comida (vitto e alloggio) en diferentes puntos de Italia.
Todos destacan que los empleos con alojamiento y comida te permiten ahorrar más fácilmente, ya que los gastos básicos están cubiertos. También destacan las ventajas de no gastar en transporte, pero, qué otras particularidades tienen estos puestos? En este artículo te contamos la experiencia de Rocío.
Una oportunidad para conocer las raíces
Rocío Ailen Curtale tiene 27 años, nació en la Ciudad de Buenos Aires y es fotógrafa de moda. Luego de tramitar el reconocimiento de su ciudadanía italiana en Italia, encontró una oportunidad de empleo con vitto e alloggio en un hotel de Vibo Valentia, capital de la provincia que lleva el mismo nombre, al sur de Calabria (en la punta de la bota italiana). hasta allí llegó por recomendación de un amigo que había tenido una experiencia en ese mismo hotel y le pasó la información de que buscaban una persona.
En el hotel, Rocío trabajaba seis días a la semana, ocho horas por día, aunque afirma que a veces le tocaba quedarse un rato más. “Tenía el puesto de bartender, pero también servía las mesas”. El único requisito que le solicitaban era que hable un poco italiano y que haya tenido experiencia en la barra. No obstante, Rocío dice que siempre está bueno tener oficio, cualquiera que sea, así como de hablar el idioma del lugar. “ El oficio de bartender, barista, o el que sea, te abren un abanico de posibilidades. Podés conseguir ese tipo de puestos en cualquier lado”.
«El calabrés es un poco complicado»
Para ella la experiencia no fue del todo buena, fundamentalmente porque afirma que el trato no era el mejor. “El calabrés es un poco complicado, lo sabrán las personas que hayan tenido que trabajar con ellos”, afirma.
“Hay que tener mucha paciencia, entender que si te hablan agresivo no es porque tienen un problema con uno, sino porque así es la costumbre de ellos”, explica.
Ventajas y desventajas de esta modalidad de trabajo
Rocío decidió buscar un puesto con alojamiento y comida por varias razones. “No tener que pensar en pagar ningún alquiler me hacía sentir más tranquila”, dice. También valoraba que el empleo incluyera la comida. “No tener que cocinar es la mejor ventaja”, afirma la porteña, quien también agrega que tampoco se gasta en transporte ya que generalmente se vive donde se trabaja o muy cerca, o los dueños cubren el traslado.
Para la joven, estos trabajos son diferentes a otros ya que “se vive y se come en el trabajo”, pero también son similares a los demás empleos en que se debe respetar una cantidad de horas y después “hacés tu vida como cualquier ser humano”. Sin embargo, cree que la desventaja es que, en la mayoría de las veces, al vivir en el mismo edificio, “es como que saben todos tus movimientos, y a mi no me gusta eso, me gusta tener más privacidad con las cosas que hago, no me gusta que nadie sepa”.
Un salario bajo, pero sin gastos
Si bien afirma que el salario no era bueno, Rocío pudo ahorrar porque casi no tenía gastos. “Me pagaban la nada misma, ya era italiana y estaba en negro igual. Creo que me pagaban 900 euros por trabajar seis días a la semana, ocho horas, pero a veces era más. Ahorraba casi todo porque no tenía gastos. El único gasto que podía llegar a tener era cuando me iba a recorrer y gastaba en tomarme el tren y comprar algún sandwich”.
En sus días libres, Rocío recorría todo lo que podía la región de Calabria. Aprovechando que estaba cerca de muchos lugares con lindas playas, y que se podía tomar un tren y recorrer diferentes destinos. Así pudo conocer los pueblos de donde vinieron sus antepasados, los Curtale (de Rocella Iónica) y los Macri (de Siderno). “Siempre voy a estar agradecida por eso”, afirma emocionada.
Recomendaciones de una trabajadora
Respecto a su experiencia, la joven fotógrafa afirma que “siempre es bueno, antes de tomar un empleo, hablar con las personas que trabajan allí. Ellos son los únicos que te van a decir la verdad de lo que pasa ahí, si se respetan las horas o no, cómo es el clima de trabajo, si son agresivos o no, si te pagan en tiempo y forma. Mil dudas que tenemos los trabajadores de que se respeten las cosas que se tienen que respetar.
También dice que hay que ver qué es lo que cada uno necesita. “Te pueden dar alojamiento pero es compartido, y hay personas que no saben convivir con otras. Quizás está bueno cuando te dan una habitación para vos sin compartir con nadie”, analiza.