Sin la ciudadanía, creó un grupo de Facebook para intercambiar información sobre Dinamarca. Contó su historia en exclusiva para InfoCivitano.com.
La ciudadanía española con la que ahora cuenta Nora (64) era una entelequia para ella, una argentina que se lanzó hacia Europa para estar más cerca de sus hijos. Durante dos años, recorrió el territorio europeo con una visa de arraigo.
Es psicoanalista, atiende pacientes de Dinamarca y de varios países en línea y también presencial. Estudia dos carreras por internet. “Tengo mucha actividad con mi familia que vive en Londres y en Dinamarca, donde resido actualmente, tengo un solo”, cuenta la mujer que a pesar de sus tareas cotidianas también se hizo un tiempo para crear un grupo de Facebook.
“No soy ciudadana danesa. Me fui a vivir a Inglaterra con mi pasaporte argentino hace 10 años. En ese momento tenía tres de mis cuatro hijos viviendo allí. Traté de conseguir papeles, pero no lo logré”, cuenta la psicóloga.
Con el pasaporte albiceleste se fue a vivir a España donde estaba su hijo más chico, que hoy tiene 22 años. Al ser él ciudadano polaco, como madre se podía quedar con una visa de arraigo durante todo un año.
Luego la extendió y logró la vigencia durante dos años, cuando comenzó a practicar la psicología como trabajadora autónoma. A la mitad de ese periodo de tiempo obtuvo finalmente la nacionalidad española, tras rendir el examen correspondiente.
“Esto pasa con todos los ciudadanos de países latinoamericanos: tenemos la opción de estar legal durante dos años para poder hacer la ciudadanía. Y hace cuatro años finalmente me mudé a Dinamarca”, relata.
Además, señala que cuando pasan cinco años de residencia permanente en Dinamarca, se puede obtener la ciudadanía a través de un examen, que son los mismos exámenes en toda Europa. “Pero además de dar el examen normal, como en España, tengo que dar el examen de idioma. Francamente a mí no me conviene porque ya soy ciudadana europea, entonces no tiene sentido ser ciudadana danesa”, dice.
Nora, la mujer que deseaba otra ciudadanía desde su niñez
Desde niña Nora sabía que quería irse a Argentina. “No me fui de Argentina porque ya no daba más. Siempre quise emigrar. Me casé, tuve cuatro hijos. Los hermanos de mi ex esposo emigraron, uno a Palma de Mallorca y el otro a Canadá. Pero mi esposo no quería”, comienza a relatar.
A ella nunca le gustó la idea de quedarse a vivir en el país más austral del mundo. “Me gusta Argentina. Me parece un país rico. Pero no es para mi forma de vida. Así que cuando me separé de mi esposo, siendo psicóloga y trabajando, conocí a mi segundo esposo, 27 años mayor que yo”, reconstruye.
Su segundo esposo la acompañó en la idea de migrar. Pero antes de que eso sucediera sus hijas mujeres ya lo habían hecho. “Una se había ido a España, luego a Inglaterra. Y atrás le siguió mi otra hija, que fue directo a Londres. Las chicas también lo hicieron con pasaporte argentino, nada más”, cuenta.
La importancia de la documentación polaca
Cuando sus hijos obtuvieron la documentación polaca por el abuelo paterno, cada uno tuvo esta condición. “Las chicas se habían casado, con un inglés la más grande y con un israelí-húngaro la más chica. Les hice a todos el pasaporte europeo, una vez que tuvieron la ciudadanía polaca”, recuerda.
Pero ella no tenía ascendencia. “Tenía familiares alemanes, ingleses, pero en en estos casos tienen que ser parientes absolutamente directos para tener alguna de estas ciudadanías. No es como la italiana, o la española, que los nietos o los tataranietos pueden ser nacionalizados”, señala.
A sus 54 años –y 81 años su esposo– decidieron irse a Inglaterra.
El emprendedurismo como pasaporte
“Siempre fui emprendedora”, resalta Nora. Y agrega: “Con mi título de psicóloga me armé mi empresa, me armé mi compañía, incluso en aquellos años donde era una irrealidad que vos pudieses trabajar en español en lugares como Inglaterra, por ejemplo”, cuenta.
Logró montar una empresa online y comenzó a tener pacientes en muchos países de habla hispana. “No pudimos conseguir los papeles con mi esposo, entonces viajamos a España”, recuerda, tal como ya fue narrado.
Como su hijo tenía la ciudadanía polaca, obtuvo una visa de arraigo.
“Se trata de una residencia por un año por ser mamá de un menor europeo. Entonces él tenía que ir al colegio y cumplir obligaciones. A partir de ahí, mi esposo vivió conmigo y no tenía todavía ningún tipo de papeles, siempre argentinos”, dice.
Con esa visa ya le era suficiente para acceder a la seguridad social. “En España, aunque no tengas nacionalidad o residencia, tenés igual el derecho a la seguridad social, a hospitales, atención médica y demás. Mi esposo finalmente murió en España, siendo argentino”, hace una pausa y nace un silencio entre sus pensamientos.
Residencia oficial española: cómo hizo para quedarse allí sólo con su pasaporte
Luego de un año de trabajo, Nora obtuvo la residencia por trabajo, que habilita a los extranjeros a permanecer en el país durante dos años. “En la mitad de ese tiempo, como ya tenía un año anterior, pude hacer mi nacionalidad, porque estuve legal en España, y entonces pude hacer a los dos años mi nacionalidad. Todos los latinoamericanos, sudamericanos, pueden hacer lo mismo que yo por ley, después de dos años de vivir con residencia”, remarca.
“Hay otros casos en los que se puede estar trabajando ilegalmente, pueden estar tres años, demostrar que vivió allí, que comió, que trabajó, aunque sea negro, y hacer la ciudadanía española al cabo de ese tiempo”, explica.
Sin embargo, aclara que este acceso a la ciudadanía se fue achicando con el tiempo. “Últimamente se rechazó a muchas personas que venían con esos tres años de estar ilegal en el país”, dice
Su esposo, por caso, estuvo hasta su último, incluso internado en hospitales, y no tuvieron ningún inconveniente con el pasaporte argentino.
¿Barcelona y Madrid? Qué otras opciones tienen los argentinos
Nora cuenta que los argentinos suelen elegir ciudades grandes, como Madrid y Barcelona, para residir en España. “Son los lugares más caros para ingresar y si bien ayuda el idioma en Málaga, o pueblos de Málaga, también ocurre lo mismo.
Yo viví en Benalmádena, una zona costera de Málaga, bellísima, donde en general viven muchos extranjeros, daneses, ingleses, franceses, alemanes, que se escapan del frío y se instalan durante meses en esta ciudad”, cuenta. Según su experiencia, allí se vive muy bien.
Para gente con niños, dice, ir a la escuela en Málaga implica únicamente saber español, mientras que en Barcelona existe el problema del idioma. En el norte, cuenta, también hay problemas de idiomas, porque cada comunidad practica lenguas en las escuelas en sus idiomas.
La mudanza a Dinamarca y el grupo de Facebook que brinda soluciones
La psicoanalista finalmente se fue de España porque quería seguir creciendo, cuenta.
“La calidad de vida es otra. Todos los sueldos, la salud, son totalmente excelentes. Los impuestos que pagamos son muy altos, pero también los sueldos son altos”, describe.
Instalada en su actual región de residencia, creó un grupo para unir a los argentinos con los daneses: Argentinos y Españoles en Dinamarca, según se denomina.
“La gente ofrece alquileres, u objetos para la venta. Allí también se vinculan y es una vía de comunicación para encontrar soluciones”, cuenta.
Muy importante su información es muy específico
Holas FELIZ NAVIDAD!!!
Con ciudadaniA Europea, (Española en este caso), es normal