La masacre de las fosas ardeatinas, donde 335 civiles italianos fueron asesinados, fue ordenada por Hitler en persona. Fue en represalia por un ataque de rebeldes contra la ocupación Nazi de Roma, y en la que habían muerto 31 policías y 2 civiles.
El 24 de marzo de 1944, el jerarca nazi Erich Priebke, uno de los jefes de la ocupación alemana de la ciudad de Roma, ordena el traslado de 335 civiles italianos a las fosas ardeatinas, un sector al sur de la ciudad eterna, donde fueron fusilados por orden directa de Adolf Hitler. La medida fue una represalia por un ataque de rebeldes italianos contra la ocupación nazi, perpetrado el día anterior, con el saldo fatal de 31 policías y 2 civiles muertos.
La fecha integra el calendario de días históricos para los italianos, que lo recuerdan como un crimen de guerra perpetrado por la ocupación alemana durante la segunda guerra mundial. Como en Argentina, la efeméride no está exenta de polémicas y divisiones entre diversas posiciones políticas y miradas distintas sobre el pasado y la historia nacional.
Contexto: Roma ocupada
Italia ingresó a la segunda guerra mundial el 10 de junior de 1940. El sueño fascista de una Italia potencia que recuperara su esplendor pasado, impulsó a Benito Mussolini a encolumnarse con Hitler en construcción de una europa nacional socialista.
Pero en julio de 1943, la situación de Italia en la guerra (y de las potencias del eje) era muy distinta a la que Mussolini había soñado. Luego de la invasión de los aliados a Sicilia y tras los bombardeos de los aliados a la ciudad de Roma, el gran consejo fascista aprobó una moción de censura contra “el duce” y el rey Víctor Emanuel III lo hizo arrestar, designando un gobierno de emergencia que resolvió la rendición de Italia ante los aliados en secreto y su cambio de bando en la guerra.
Al descubrir que Italia había cambiado de bando y permitía el avance de los aliados, Hitler resolvió en septiembre liberar a Mussolini de su detención e invadir el norte de la península, creando un estado títere de Alemania, conocido como República de Saló (“Repubblica Sociale Italiana” o República Social Italiana). Desde entonces, los aliados y los partisanos (antifascistas italianos) lucharon en el centro y norte de Italia contra la ocupación nazi y contra tropas italianas leales a Mussolini.
El atentado de la resistencia italiana
El 23 de marzo de 1944, mientras en la Roma ocupada se celebraba en la un nuevo aniversario de la fundación del movimiento fascista, integrantes de la resistencia (Grupos de Acción Patriótica, o GAP), hicieron estallar una bomba cerca de un grupo de policías que bajaban por la Via Rasella.
Como consecuencia del atentado, 31 policías de una Compañía del Regimiento Policial Bozen (formado principalmente por policías germanoparlantes del sur del Tirol), y dos civiles italianos murieron. Los rebeldes lograron inmiscuirse en la multitud y escapar.
24 de marzo: la represalia del Fürer
Enterado de lo sucedido, dice la historia que fue el propio Adolf Hitler quien ordenó que se asesinara a 10 italianos por cada alemán que había muerto en el atentado. Fue entonces que Erich Priebke, uno de los jerarcas nazis a cargo de la ocupación de Roma, confeccionó una lista de 335 civiles que fueron trasladados a una zona del sur de la ciudad de Roma conocida como las fosas ardeatinas.
Las fosas ardeatinas eran ruinas de las antiguas catacumbas cristianas y se presentaban como el lugar ideal para llevar a cabo las ejecuciones en secreto, ya que allí se podían ocultar fácilmente los cadáveres.
Existe una discusión histórica respecto a quiénes eran los civiles que fueron seleccionados para la represalia. Algunos relatos señalan que fueron elegidos entre varones condenados a muerte, condenados por motivos políticos, acusados de terrorismo que habían sido liberados por no encontrarse pruebas, o incluso 57 prisioneros judíos a los que se perseguía con mero antisemitismo, y que estaban prontos a ser enviados a un campo de concentración para su exterminio.
También hay quienes indican que, para completar el cupo de 10 italianos por cada policía muerto, se detuvo en la calle a civiles romanos, siendo el mayor un hombre de más de 70 años, y el menor un niño de 15 años.
En el lugar donde se produjo la masacres existe actualmente un memorial, donde están sepultados restos de las víctimas y también material histórico que rescata la memoria sobre este hecho de inhumanidad perpetrado por fuerzas militares ocupantes contra la rebelión de un pueblo sometido.
El mensaje de Giorgia Meloni
En un nuevo aniversario de la masacre, la primer ministro de Italia, Giorgia Meloni, emitió en sus redes sociales un brevísimo mensaje, en el que expresó: “Hoy Italia honra y rinde homenaje a la memoria de las 335 víctimas de la masacre de las Fosas Ardeatinas, una terrible masacre perpetrada por las tropas de ocupación nazis en represalia por el ataque partisano en Via Rasella. La masacre de Ardea es una de las heridas más profundas y dolorosas infligidas a nuestra comunidad nacional y recordar lo ocurrido aquel fatídico 24 de marzo de hace ochenta años es deber de todos”.
Cabe destacar que el presidente de Italia, Sergio Mattarella, es hijo de un activista antifascista siciliano que fue perseguido por el gobierno de Mussolini, mientras que la primer ministro es integrante de un partido en el que participan muchos simpatizantes del régimen fascista e incluso el bisnietos de Mussolini (y dirigente político derechista) Caio Mussolini.